viernes, 30 de septiembre de 2011

TRAVESÍA ENTRE VALLES


El pasado domingo realicé una preciosa excursión con el Centro Excursionista de la Ribagorza. Fue una travesía entre los valles de Remuñé y Literola, en el municipio de Benasque. En el llamado Portal de Remuñé, en la confluencia de ambos valles, a algo más de 2800 metros de altura, hicimos esta foto que tiene como hermoso telón de fondo al ibón blanco de Literola y al pico Perdiguero .

jueves, 22 de septiembre de 2011

LAS HERIDAS DEL TIEMPO

El último día antes de mañana. Eduard Márquez. Alianza Editorial. 2011. 160 páginas.

Eduard Márquez (Barcelona, 1960) es un magnífico escritor que ha publicado poesía, literatura para niños, recopilaciones de cuentos y cuatro novelas cortas. Aunque suele escribir sus obras originariamente en catalán, él mismo las traduce al castellano, mostrando así su completo dominio de ambas lenguas. Márquez se caracteriza por su estilo breve, de pocas palabras, con abundancia de elipsis pero con gran densidad de emociones y sentimientos, atendiendo a su idea de que en literatura “menos es más”. Estas premisas se ponen de nuevo de manifiesto en El último día antes de mañana, su libro más reciente.

El último día antes de mañana es una novela ambientada en Barcelona y cuenta una historia dura y triste, que puede leerse en cierta manera como una crónica generacional de aquéllos que, como el autor del libro, están hoy en torno a los cincuenta años de edad. Escrita en primera persona, el relato se estructura a través de una sucesión cronológicamente desordenada de secuencias muy breves. Por medio de ese mosaico de pequeños instantes narrados, se completa la historia de unos personajes que pasan de una severa educación en un colegio religioso -con abusos sexuales por parte de un cura pederasta incluidos- a la explosión de libertad no siempre bien digerida que se vivió tras el final del franquismo. En la Barcelona de aquellos años locos, los personajes viven una difícil iniciación sexual que pretende pasar sin solución de continuidad de nada a todo, un consumo de drogas cuyas consecuencias negativas desconocen y una militancia ciega -sobre todo en el caso de Francesca- en una filosofía punk en buena medida desesperada y autodestructiva. El autor, su amigo Roberto y la bella y frágil Francesca verán rotos sus sueños de libertad y se darán de bruces contra una realidad compleja que les arrebatará de golpe sus ilusiones juveniles.

El último día antes de mañana es una novela de sueños rotos y de pérdidas en el camino, de heridas incurables, de cicatrices y de cenizas en una urna. Los tres personajes pierden sus sueños en el camino de la vida, cada uno a su manera. Querían cambiar la realidad, pero ésta acabó transformándolos a ellos. Las historias de los tres personajes principales son una sucesión de pérdidas que culminan en tragedia. El relato está contado sin concesiones, de manera directa, afilada, brutal a veces, pero nunca exenta de lirismo y poesía. Una historia envuelta por momentos en la música de King Crimson, de Patti Smith o los Sex Pistols, en la poesía profunda de Rilke, Leopardi o Gil de Biedma. Tempus fugit, y la vida nos depara con frecuencia cosas muy distintas de aquellas con las que soñábamos de jóvenes.

Carlos Bravo Suárez

sábado, 17 de septiembre de 2011

RELIGIÓN Y VIDA SENCILLA

Gilead. Marilynne Robinson. Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores. 267 páginas.

Gilead es el nombre de un pequeño pueblo estadounidense del estado de Iowa, en el Medio Oeste, dentro de lo que frecuentemente se conoce como la América profunda. El topónimo tiene un origen bíblico: en un texto del profeta Jeremías se cita a Galaad -Gilead en su trascripción inglesa- como el lugar donde se halla un bálsamo curativo capaz de preservar la paz y la salvación en los tiempos convulsos. Desde luego, la novela de Marilynne Robinson requiere una lectura reposada y tranquila y produce unos efectos balsámicos en el lector, desgraciadamente poco acostumbrado a este tipo de relatos en la literatura actual.

Marilynne Robinson (1943) es doctora en Literatura inglesa por la universidad de Washington y ha publicado numerosos ensayos e investigaciones en su país. Además, con tan solo tres novelas, ha logrado situarse en un lugar destacado de la narrativa estadounidense de los últimos años. Gilead, que ganó en 2005 el prestigioso premio Pulitzer, es su segunda novela y hasta ahora la única traducida al español, aunque Galaxia Gutemberg anuncia la próxima publicación de Home, el relato más reciente de la escritora norteamericana.

Gilead está narrada en primera persona por el casi anciano reverendo John Ames, un pastor de la iglesia presbiteriana que ejerce su labor religiosa en esa pequeña localidad de Iowa. En realidad, Ames, que procede de una familia de predicadores, escribe todo el texto para su pequeño hijo de siete años, nacido de su relación con su joven esposa con quien, tras enviudar, casó en segundas nupcias. Esa situación familiar le llena de felicidad y le lleva a disfrutar plenamente de los instantes cotidianos de la vida junto a sus seres queridos.

Además, el reverendo Ames relata la apacible y sencilla existencia campestre de la pequeña localidad donde reside y de la que, salvo en un viaje a Kansas que hizo de niño con su padre en busca de la tumba de su abuelo, no ha salido nunca. Sólo la difícil situación por la que atraviesa el hijo del otro pastor metodista del lugar le aleja momentáneamente de su tranquilidad y sosiego. En general, la novela es un canto a la vida sencilla, sin más pretensiones que ejercer la bondad con los otros y buscar la plenitud en las cosas simples y en el hecho mismo de vivir, sin ambiciones materiales ni deseos de riqueza. Puede parecer una pretensión escasa en los tiempos que vivimos, pero tal vez sea éste el camino verdadero que conduce a la felicidad.

Carlos Bravo Suárez

jueves, 8 de septiembre de 2011

SUPERHÉROES DE BARRIO

Caligrafía de los sueños. Juan Marsé. Lumen. 2011. 425 páginas.

Caligrafía de los sueños es la primera novela publicada por Juan Marsé (Barcelona, 1933) después de ganar el Premio Cervantes en 2008. En su nuevo libro, el autor de Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí o El embrujo de Shanghai, se mantiene fiel al estilo y al universo literario que viene desarrollando con maestría desde sus inicios como narrador a principios de los años sesenta del pasado siglo.

Como el propio escritor ha manifestado en alguna entrevista, Caligrafía de los sueños es probablemente su novela más autobiográfica. Ambientada en Barcelona en 1948, está narrada en primera persona por un chico de quince años llamado Mingo, abreviación de Domingo, pero que se hace llamar Ringo, como el famoso pistolero de La diligencia. Ringo es un chico imbuido de ficción, lector de tebeos y aficionado a los cines de barrio de sesión doble, que quiere ser pianista pero al que la pérdida de un dedo acabará inclinando a la literatura.

Por primera vez en su narrativa, Marsé aborda, a través de Ringo, su condición de hijo adoptado. Los padres del chico son dos personajes literariamente bastante logrados; principalmente el padre, al que todos conocen como el Matarratas. Más lo son todavía Vicky y Violeta, madre e hija respectivamente, y el enigmático señor Alonso, que fue jugador en los tiempos gloriosos del club de fútbol Europa. Hay además otros personajes que ya habían aparecido en otras novelas del autor. Incluso el propio joven protagonista tenía un papel muy secundario en Si te dicen que caí.

Marsé traza otra vez un magnífico retrato de la Barcelona de los años cuarenta, con evidentes rescoldos de la aún reciente guerra civil que impregnan buena parte del ambiente familiar del joven Ringo. De nuevo, casi toda la novela transcurre en el barrio del Carmelo, en cuya calle Torrente de las Flores vive el protagonista y donde se encuentra el bar Rosales en que pasa parte de su tiempo, debatiéndose entre sus lecturas y una realidad que poco a poco se abre paso en su mundo adolescente.

En ese último sentido, la novela puede considerarse un relato de iniciación y aprendizaje. La vida, con la vulgar fealdad de aquellos años tristes, irrumpe con fuerza e inesperadas sorpresas en los mundos de evasión en los que el joven vive refugiado. Ese contraste se pone de manifiesto, por ejemplo, en el verdadero origen, nada poético, del nombre de la calle Torrente de las Flores y, sobre todo, en el contenido de la carta final y su nula relación con los hechos que realmente la motivaron. Es, sin embargo, de la realidad prosaica y cotidiana de esos años grises en un barrio periférico barcelonés, desangelado y pobre, y de los personajes que lo habitan, de donde surge casi siempre la convincente literatura de Juan Marsé.

Carlos Bravo Suárez

lunes, 5 de septiembre de 2011

VERANO Y AMOR

Verano y amor. William Trevor. Salamandra. 2011. 218 páginas

Ya octogenario, el escritor irlandés William Trevor (1928) ha publicado la que es probablemente una de las mejores novelas de amor de los últimos tiempos. Verano y amor, editada originalmente en inglés hace dos años, es una espléndida narración ambientada en un pequeño pueblo de la Irlanda rural de mediados del siglo XX. Aunque la relación entre Florian y Ellie es la columna vertebral del relato, éste presenta al lector un magnífico y amplio mosaico de la sociedad irlandesa de aquel tiempo.

La novela transcurre en Rathmoye y sus alrededores, constituidos en buena medida por granjas y casas aisladas, algunas ya abandonadas por sus antiguos dueños. Con una prosa concisa pero muy descriptiva y detallista, William Trevor nos va presentando a algunos de los personajes del pueblo, de los que conocemos, con trazos rápidos pero eficaces, su situación en el presente y los principales aspectos de su pasado. Pronto se va tejiendo una red de relaciones entre algunos de ellos. Principalmente, como se ha dicho, entre Florian y Ellie. Ellie es una joven, criada por las monjas de un orfanato, que fue enviada a trabajar como sirvienta a la casa del granjero Dillaham con quien acabó casándose. Dillahan es un hombre mucho mayor que Ellie que perdió a su mujer y a su hijo en un desgraciado accidente. Florian, cuyos padres artistas han muerto, está en el pueblo para vender su casa y poder emigrar a un país escandinavo. Cuando Ellie y Florian se conocen en los inicios del verano, de inmediato se produce una fuerte atracción entre ellos, aunque con diferente nivel de implicación y objetivos bien distintos. El lector espera con avidez el desenlace, que mantiene la intriga y el suspense de las grandes novelas.

Además de los dos jóvenes protagonistas, otros personajes aparecen bien descritos en la narración. Una mujer que regenta una pensión junto a su hermano y esconde en su pasado una fallida historia de amor que terminó con un aborto clandestino, un hecho traumático en una sociedad tan mediatizada por la religión como la irlandesa. Un hombre que ha perdido la cordura y vive enajenado en el pasado. El propio Dillaham, atrapado por la culpa y por el temor a las habladurías del pueblo. Un pueblo cuya vida conocemos con detalle en las poco más de doscientas páginas del libro: las tareas de la casa, de los comercios, de las granjas, de los bares. Parece prodigioso que con tan pocas pinceladas el autor haya pintado en su relato un cuadro tan completo de ese pequeño universo rural que representa en cierto modo a toda Irlanda.

Y en cuanto a la historia de amor, carece de sentimentalismos superfluos, excesos verbales o aproximaciones cursis al romanticismo. La relación entre los dos amantes se manifiesta también a través de elipsis y significativos silencios. Sin ninguna duda, ésta es una espléndida novela, con méritos suficientes para figurar junto a las mejores narraciones clásicas del género.

Carlos Bravo Suárez