viernes, 31 de mayo de 2013

LECTURAS RECIENTES QUE UNO SE ATREVE A RECOMENDAR

Aunque escriba prácticamente una reseña literaria cada semana en este periódico, uno no se considera crítico literario sino un lector voraz que redacta unas líneas más o menos acertadas tras la lectura de muchos de los libros que lee. Libros para cuya elección no sigue un procedimiento único ni un determinado criterio fijo. Uno elige los libros porque cree que le van a gustar. Y, como uno ya tiene una larga experiencia como lector, suele dar en el clavo con relativa frecuencia, aunque no siempre. Hay autores de los que uno es devoto o simple seguidor y son valores seguros que no acostumbran a decepcionar. A otros libros uno llega porque alguien de confianza o próximo que también lee se los recomienda. Y, como desde hace ya unos años uno se fue a vivir de una gran ciudad a una población más pequeña, uno no siempre lee lo que quiere sino lo que puede y logra hacer llegar hasta sus manos.

Y, entre lo que uno ha leído últimamente y ha reseñado o tiene intención de reseñar en este diario, ha habido algunos libros que le han gustado especialmente. Siempre he tenido cierta inclinación por la narrativa estadounidense y por escritores como Philip Roth, John Updike o Don DeLillo. De este último se han publicado recientemente en nuestro país su primera y ya lejana novela “Americana” y su colección de relatos “El ángel Esmeralda”. Uno de los grandes descubrimientos de estos últimos años ha sido Marilynne Robinson, de la que se han publicado aquí dos de sus tres novelas editadas en USA: “Gilead” y “En casa”, ambas extraordinarias. Pendiente de lectura tengo “Tres noches”, de Austin Wright. “Las poseídas”, de la argentina Betina González, es la novela hispanoamericana más destacable que he leído últimamente.

De la narrativa europea he disfrutado como siempre con lo último en nuestro país de Patrick Modiano: “Barrio perdido” y “Flores de ruina/Perro de primavera”. De entre mis lecturas más recientes me han gustado mucho otras dos novelas francesas: “Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan, y “Las solidaridades misteriosas”, de Pascal Quignard. Otras novelas europeas recomendables son “El sentido de un final”, del inglés Julian Barnes; “Antigua luz”, del irlandés John Banville; “Apuntes de un vendedor de mujeres”, del italiano Giorgio Faletti; “Liquidación final”, del griego Petros Márkaris; o “La huella del pájaro”, del alemán Max Bentow. Un auténtico descubrimiento ha sido Hjalmar Söderberg, un autor sueco de principios del siglo XX del que se han publicado recientemente en España sus dos mejores novelas: “El juego serio” y “Doctor Glas”. Y otra gran sorpresa de la narrativa del primer tercio del pasado siglo ha supuesto la lectura de “Los mutilados”, del judío checo Hermann Ungar, una verdadera obra maestra.

De la literatura española reciente me han gustado “Las lágrimas de San Lorenzo”, de Julio Llamazares;La ridícula idea de no volver a verte”, de Rosa Montero; “Todo lo que era sólido”, de Antonio Muñoz Molina; “Absolución”, de Luis Landero; “Intemperie”, de Jesús Carrasco; “El guardián invisible”, de Dolores Redondo;  “Ayer no más”, de Andrés Trapiello; “El tango de la Guardia Vieja”, de Arturo Pérez-Reverte, “Las leyes de la frontera”, de Javier Cercas; y, sobre todo, “La hija del Este”, de Clara Usón, último Premio de la Crítica. Tengo ya preparada la lectura de “En la orilla”, de Rafael Chirbes.

Debo confesar que últimamente he leído a pocos autores aragoneses. Aunque ya editados el pasado año, recomiendo los ”Cuentos completos” del oscense Ramón Gil Novales. De lo recientemente publicado han despertado mi interés, y espero leer pronto, “Polvo de neón”, de Carlos Castán, y “El desembarco de Alah”, de Lorenzo Mediano.

Seguro que son muchos los buenos libros que me han quedado por leer, y no he incluido aquí ni poesía ni teatro, géneros que frecuento mucho menos que el ensayo y la novela. En cualquier caso, de muchas de mis próximas lecturas iré escribiendo sucesivas reseñas en el suplemento dominical de este diario.

Carlos Bravo Suárez

Artículo publicado hoy en el suplemento especial dedicado a la Feria del Libro de Huesca en Diario del Alto Aragón

domingo, 26 de mayo de 2013

LOS MUTILADOS

            
 Los mutilados. Hermann Ungar. BackList. 2012. 208 páginas.

La reciente lectura de la novela Los mutilados me atrapó de tal modo que devoré el libro prácticamente de una tirada, entre una tarde y una noche lluviosas. Los mutilados fue publicada en 1923 por Hermann Ungar (Boscovice, Moravia, 1893 – Praga, 1929), un escritor judío, checo de habla alemana, que no fue demasiado valorado en su tiempo si lo comparamos con otros autores centroeuropeos de su generación como Hermann Broch, Robert Musil o el propio Franz Kafka. Sólo Thomas Mann declaró entonces mostrarse impresionado por sus textos. Su muerte prematura a los 36 años hizo que su producción no fuera muy extensa y que incluya solamente tres novelas y varias obras de teatro. En los años sesenta, dentro de una interpretación casi más freudiana que literaria de su obra, Ungar fue en parte redescubierto en Europa.

Los mutilados había sido publicada en España en 1989 por la editorial Seix Barral. Aquella misma traducción de Ana María de la Fuente es la que el pasado año 2012 sirvió de base para dos nuevas ediciones del libro, una de la Editorial Siruela y otra de la colección BackList del grupo Planeta. Esta última, con un prólogo impecable del escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón.

El principal protagonista de Los mutilados es Franz Polzer, un empleado de banca preso de su rutina diaria y sus complejos, marcado por la violencia sufrida en su infancia, con un carácter débil y desconfiado, obsesionado con el orden y siempre temeroso del contacto carnal con el cuerpo femenino. Su soledad le lleva a vivir en casa de Frau Porgues, una viuda voraz y ambiciosa que lo domina y lo encadena a sus deseos. A esa misma casa va a parar más tarde el lisiado Karl Fanta, amigo de la infancia de Polzer, procedente de una buena familia y convertido en un paranoico que no se fía de nadie. Le acompaña un enfermero fornido que fue antes matarife y carnicero y ahora es un fanático religioso obsesionado con el pecado y su expiación. Ni siquiera Franz, el hijo adolescente de Kart Fanta, queda al margen de esa espiral de decadencia patológica. Un conjunto de personajes cínicos y grotescos que son movidos en general por la ambición del dinero y unos deseos sexuales obsesivos y morbosos.

Como se dice en la sinopsis de la obra, “codicia, desamparo y sadismo se combinan en un estilo que mezcla la fuerza del expresionismo y la impasible lucidez del objetivismo. Delirio grotesco donde el vicio, la vergüenza y la miseria están por todas partes. Danza macabra o gabinete de espejos de inspiración neurótica: una verdadera obra maestra”.

Carlos Bravo Suárez
           
        

domingo, 19 de mayo de 2013

DISFRACES Y MENTIRAS


                                           

Apuntes de un vendedor de mujeres. Giorgio Faletti. Anagrama. 2012. 390 páginas.

Giorgo Falleti (Asti, 1950) fue cantante, actor y comediante antes que escritor. Participó en algunos programas muy populares de la televisión italiana y compuso canciones para algunos de los intérpretes más conocidos de aquel país. En 2002 publicó su primera novela, Yo mato, que obtuvo un enorme éxito. Le siguieron varias más, todas ellas también ambientadas en Estados Unidos. Con Apuntes de un vendedor de mujeres, Faletti da un giro a su carrera literaria y escribe su primera narración ambientada en Italia.

Apuntes de un vendedor de mujeres transcurre en Milán a finales de los años setenta, en los llamados años de plomo, que culminaron con el asesinato de Aldo Moro por el grupo terrorista Brigadas Rojas en 1978. El protagonista de la novela es un personaje oscuro y escéptico, al que todos conocen como Bravo y que, en un episodio que el lector solo conoce al final del relato, fue castrado en su juventud. Bravo es un  proxeneta de lujo que se dedica a proporcionar mujeres caras a personajes ricos y famosos de la vida social y política italiana. Sus mujeres le adoran porque es atractivo y siempre cumple su palabra, y el negocio funciona a la perfección. Hasta que aparece una chica nueva llamada Carla y las cosas cambian cuando Bravo se ve implicado en el asesinato de un senador durante una fiesta con algunas prostitutas que él había proporcionado.

Apuntes de un vendedor de mujeres es una magnífica novela negra que sigue muchos de los esquemas de los mejores narradores del género, pero que aporta un tema y unas maneras algo diferentes y perfectamente ensambladas entre sí. Faletti juega con maestría con el suspense y logra algunos sorprendentes golpes de efecto, que muestran al lector que nada es lo que parece y que el azar puede cambiar de repente cualquier vida.

También está muy lograda la ambientación del relato en un Milán nocturno, inspirado directamente en algunas de vivencias de juventud del autor. No menos conseguida puede considerarse la recreación de fondo de aquellos años convulsos de la política italiana, con la corrupción política por un lado y el fanatismo despiadado de los grupos terroristas por otro. Pero lo mejor es, sin duda, la brillante trama que mantiene siempre la atención del lector. Y pese a toda la falsedad, crudeza y engaños que presiden siempre el relato, éste no deja de ser en el fondo una hermosa historia de amor.

Según he leído en alguna entrevista reciente, Faletti está trabajando ya en una segunda novela también ambientada en su país. Esperemos que sea tan buena como la que aquí acabamos de reseñar.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 12 de mayo de 2013

LAS POSEÍDAS



Las poseídas. Betina González. Tusquets Editores. 2013. 184 páginas.

Con Las poseídas, Betina González (Buenos Aires, 1972) ha ganado recientemente el Premio Tusquets de novela en su VIII edición. Betina González, que es profesora de literatura, ha realizado varios cursos en universidades estadounidenses y, además de ensayos, poesía y varios relatos, había publicado la novela Arte menor, con la que obtuvo en su país el prestigioso premio Clarín.

Las poseídas es una novela ambientada en un internado religioso para niñas ricas situado en la zona norte de Buenos Aires, a principios de los años ochenta, en el periodo inmediatamente posterior a la sangrienta dictadura militar que provocó más de 30.000 desaparecidos en Argentina. Sus protagonistas son dos adolescentes rebeldes e inadaptadas que coinciden durante un curso en el internado. Una de ellas, María de la Cruz López, cuenta la historia en primera persona  -aunque a veces se distancia algo más del relato adoptando la tercera-, desde el momento de la llegada al colegio de Felisa Wilmer, una chica procedente de Europa, que ha vivido en diversos lugares del mundo y que desde el primer momento muestra instintos y deseos suicidas. En un ambiente bastante opresivo, las dos amigas viven su despertar sexual, descubren la relación de una monja con el padre de una alumna y la presencia y persecución de un exhibicionista en los alrededores del internado. También manifiestan su rebeldía destructora y su rechazo a la moral dominante. La adolescencia aparece como una etapa en la que se está más poseído que nunca, y de una manera irracional, por las propias emociones y sentimientos. Como certeramente expresó el jurado que le concedió el último Premio Tusquets, la novela logra “la recreación poco complaciente del despertar sexual de la adolescencia y su actitud desafiante ante la herencia de los adultos, así como la atmósfera de un colegio religioso que acaba convirtiéndose en un trasunto sutil de un país que sale de la dictadura, todo ello contado con una escritura envolvente y original”

En Las poseídas se mezclan diversos géneros narrativos. Siendo en buena medida una novela de iniciación, contiene muchos elementos de la novela gótica, sobre todo en la atmósfera asfixiante que envuelve el relato y en su gusto por lo oscuro como reacción al racionalismo identificado con las luces. Aunque son muchas las huellas literarias rastreables en el libro, como ha confesado su autora en alguna entrevista, su germen originario fue la lectura muchos años atrás de Los hermosos años del castigo, de la escritora suiza Fleur Jaeggy, que reseñamos aquí a finales de 2009 cuando fue reeditada en España. También en aquella extraordinaria novela ambientada en un internado femenino encontramos fuertemente ensamblados conceptos como belleza, destrucción o locura.

Carlos Bravo Suárez


domingo, 5 de mayo de 2013

MÁRKARIS Y LA CRISIS GRIEGA


    
Liquidación final. Petros Márkaris. Tisquets Editores. 2012. 344 páginas.

Gracias a su serie de novelas protagonizadas por el comisario ateniense Kostas Jaritos, Petros Márkaris (Estambul, 1937) se ha convertido en el escritor griego actual más conocido en Europa y en España. Tras Con el agua al cuello, reseñada aquí el pasado año, Liquidación final supone la segunda entrega de la denominada trilogía de la crisis. El desengañado y escéptico comisario Jaritos debe resolver otro caso difícil en plena crisis económica griega, en medio de un país que vive ahogado por los recortes y la corrupción política.

Si en Con el agua al cuello se trataba del asesinato de banqueros y personas vinculadas al mundo de las finanzas, en Liquidación final los asesinados por un extraño y sorprendente método son algunos grandes defraudadores a la hacienda pública. El llamado popularmente Recaudador Nacional parece lograr con su expeditivo método aquello que el Estado griego es incapaz de conseguir con sus procedimientos legales. Se destapa de esta manera que mientras la mayoría de la población está en la angustia y los apuros económicos –algunos hasta el extremo de acudir al suicidio como única solución a sus problemas–, una minoría logra el enriquecimiento fácil y la evasión de sus obligaciones fiscales amparada en la parálisis burocrática y la corrupción del sistema. En un momento del libro puede leerse en boca de uno de los personajes que “el Estado griego es la única mafia que se ha ido a la quiebra; todas las demás evolucionan y prosperan”.

Como en su anterior novela, también aquí la acción transcurre en medio de una Atenas sacudida a todas horas por las huelgas y las manifestaciones, que provocan continuos atascos en el centro de la ciudad. En paralelo a la investigación policial, se narran los problemas familiares del comisario Jaritos. Sobre todo la relación con su mujer y con su hija, que ahora parece dispuesta a irse a África para mejorar su situación económica y laboral. Por otro lado, el posible ascenso del comisario, que le permitiría incrementar en algo su recortado sueldo, parece quedar siempre aplazado. Aun así, otra vez “el lento, anticuado e insoportable” Jaritos, ayudado esta vez por una guapa y moderna psicóloga, resolverá finalmente un caso que había logrado poner en jaque a las autoridades griegas y detener finalmente a un recaudador justiciero que había despertado las simpatías de una sociedad terriblemente castigada y desencantada con el sistema.

Las novelas de Petros Márkaris, además de hacer pasar un buen rato al lector, logran reflejar de manera admirable la tremenda crisis que vive en la actualidad la empobrecida sociedad helena.

Carlos Bravo Suárez