domingo, 30 de junio de 2013

PÉRDIDA, DOLOR Y REINVENCIÓN



La ridícula idea de no volver a verte. Rosa Montero. Seix Barral. 2013. 240 páginas.

Rosa Montero (Madrid, 1951) es una de las periodistas, columnistas y narradoras más conocidas de nuestro país. Su último libro, La ridícula idea de no volver a verte, es una obra híbrida y libre que mezcla diversos géneros literarios –novela, diario, biografía, ensayo, reflexión–, sin que pueda adscribirse del todo a ninguno de ellos.

Como explica la autora en sus páginas, la génesis de La ridícula idea de no volver a verte se produjo cuando una editora de Seix Barral le pidió un prólogo, u otra cosa si surgía, para el breve diario personal escrito por Marie Curie tras la muerte de su marido, atropellado por un coche de caballos en 1906 en París, cuando se dirigía desde su casa al laboratorio donde trabajaba. Con gran acierto, Rosa Montero incluye este magnífico texto personal de la doble Premio Nobel polaca nacionalizada francesa como apéndice de su nuevo libro. La escritora madrileña establece un cierto paralelismo entre su situación tras la reciente dolorosa pérdida de su marido, el periodista Pablo Lizcano, y la de la ilustre científica tras la inesperada y repentina desaparición del suyo. Ambas sienten la necesidad de verbalizar por escrito este dolor para así, en cierta manera, sobreponerse a la inevitable ausencia y reinventar sus vidas: “Aplastamos carbones con las manos desnudas y a veces conseguimos que parezcan diamantes”.

Pero este aparente “tête a tête” entre Rosa Montero y Marie Curie muestra un gran desequilibrio en favor de la segunda en las páginas del libro escrito por la primera. Tanto es así que por momentos uno cree estar leyendo una biografía de la ilustre científica cuya vida aborda la escritora madrileña desde todas sus facetas, algunas de ellas relativas a su vida íntima y probablemente muy poco conocidas por la mayor parte de los lectores. La vida de Madame Curie contada por Rosa Montero y entreverada con sus reflexiones personales resulta de este modo una lectura muy sugerente y atractiva. Que nadie piense, sin embargo, que es este un libro triste con presencia permanente de la muerte, el dolor, la soledad y la ausencia. Aparecen mucho en él, obviamente, pero no más que la pasión, el amor, el sexo o la alegría. La vida en suma, con sus claroscuros y sus antagonismos, es la columna vertebral de esta atractiva obra híbrida y miscelánea.

Rosa Montero utiliza una prosa ágil con un lenguaje directo, numerosos coloquialismos y frecuentes saltos y digresiones que hacen del texto una lectura amena, entretenida y fácil. El libro está ilustrado con numerosas fotografías, que incluyen incluso una viñeta de Forges para ilustrar humorísticamente la idea de la permanente condición infantil del hombre frente a la mujer. También recurre la autora al uso tipográfico de hashtags  –antes denominados almohadillas y ahora resucitados con fuerza por el twitter–  con el fin de llamar la atención sobre temas recurrentes o en construcción presentes a lo largo del libro:#Ambición,#Coincidencias,#Intimidad,#LugarDeLaMujer,#HacerLoQueSeDebe, #HonrarALosPadres…

Un libro que parte de la presencia de la muerte para afirmar la vida, bellamente representada por esa niña que, sentada junto a una higuera, canta para ahuyentar a los pájaros que se quieren comer sus frutos.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 23 de junio de 2013

SEIS CUENTOS DE MURAKAMI


Después del terremoto. Haruki Murakami. Tusquets Editores. 2013. 192 páginas.

Haruki Murakami (Kyoto, 1949) es en la actualidad el escritor japonés más conocido en Occidente. Novelas como Tokio Blues, Kafka en la orilla, o la más reciente 1Q84, han obtenido un enorme éxito en Europa y Estados Unidos. Murakami ha publicado también ensayos como De qué hablo cuando hablo de correr, que reseñamos en su momento en esta sección, y las colecciones de relatos El elefante desaparece, Después del terremoto y Sauce ciego, mujer dormida.

Después del terremoto, que se ha editado recientemente en España, fue publicado en Japón en el año 2000 y su título hace referencia al terrible seísmo que asoló en 1995 la ciudad nipona de Kobe, lugar en el que Murakami había pasado algunos años de su infancia. Sin embargo, el título puede resultar algo engañoso, pues, aunque se cita en todos ellos, aquel terremoto que se cobró más de cinco mil vidas aparece siempre muy de fondo y solo tocado tangencialmente en los seis relatos que componen el libro. En cualquier caso, las historias suceden poco después de aquella catástrofe y ésta es su principal hilo conductor.

Los seis cuentos de Después del terremoto están escritos en un estilo ágil y rápido que facilita y hace amena su lectura sin restarle por ello profundidad. Son relatos que ahondan en los sentimientos de los personajes, en el amor, la compasión, el deseo, la pérdida o la soledad. En ellos, como ocurre con frecuencia en la narrativa de Murakami, se mezclan a veces los elementos más reales con otros de tipo onírico que en ocasiones pueden llegar a rozar el surrealismo o lo fantástico. Esto ocurre claramente en el cuento titulado Rana salva Tokio, el más disparatado y diferente de todos los que integran el libro, aunque sin alejarse del todo de la línea común del mismo. Los relatos tienen siempre un final abierto y en algunos de ellos totalmente inesperado, como si al escritor japonés le gustara dar en algún momento un giro excéntrico y extraño a sus historias. Así sucede, en mayor o menor medida, en Un ovni aterriza en Kushiro, Paisaje con plancha o Todos los hijos de Dios bailan. Aspectos más esotéricos y oníricos aparecen al final de Tailandia. Y Torta de miel, el relato que cierra el libro, es una bonita y sensible historia de amor con final feliz.

Si un terremoto supone una terrible sacudida surgida de las entrañas de la tierra, los protagonistas de estos seis relatos también ven sacudidas sus vidas por algún acontecimiento que, en mayor o menor medida, tiene conexión con aquel trágico seísmo que asoló Japón hace ya casi veinte años.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 16 de junio de 2013

EL DEBATE INTERIOR DEL DOCTOR GLAS


 Doctor Glas. Hjalmar Söderberg. Ediciones Alfabia. 2011. 195 páginas.

Ediciones Alfabia ha publicado recientemente en nuestro país las dos mejores novelas –dos verdaderas joyas– del escritor sueco Hjalmar Söderberg (Estocolmo, 1869 – Copenhague, 1941), uno de los más grandes autores escandinavos del pasado siglo XX. Se trata de El juego serio y Doctor Glas, editadas originalmente en Suecia en los años 1912 y 1905 respectivamente. La deleitosa lectura de la primera, reseñada aquí hace unas semanas, me llevó a la casi inmediata de la segunda, más breve que la anterior pero no menos extraordinaria que aquélla.

Si El juego serio era una novela sorprendentemente todavía inédita en España hasta principios de este mismo año, de Doctor Glas había una edición de Seix Barral del año 1968 con traducción, no del sueco sino del inglés, del malogrado Gabriel Ferrater. Esa misma traducción es la de la reciente edición de Alfabia, cuya labor de dar a conocer y difundir en nuestro país la obra de  Hjalmar Söderberg resulta más que encomiable.

El doctor Glas es un respetado médico de un barrio de Estocolmo que tiene treinta años y cumple estrictamente con el código deontológico en todas las circunstancias. Aunque a veces tenga propuestas, sobre todo de mujeres embarazadas, para dejar de hacerlo, él siempre se ajusta a las normas de su profesión. Aparentemente vive feliz en una desahogada posición económica, pero nunca ha tenido relaciones con una mujer y parece haber perdido las esperanzas de hacerlo. Cuando vaya a su consulta la joven esposa de un pastor religioso para pedirle ayuda, el doctor Glas se lo va a replantear todo y a trazar un plan que lo sumergirá en una espiral de confusión, contradicciones y dudas.

La novela está escrita a modo de diario personal del médico narrador y transcurre entre junio y octubre de uno de los dos últimos años del siglo XIX o de los primeros del siglo XX, cuando aún colean en la prensa sueca los ecos del caso Dreyfus, ocurrido en Francia en esa época. Como sucedía en El juego serio, Söderberg muestra también una gran elegancia, sensibilidad y cultura en esta novela en la que ya aparecen recogidos, hace más de cien años, temas hoy de actualidad como el aborto o la eutanasia. Uno de los aspectos mejor tratados en el libro son las contradicciones y el debate interior que vive el protagonista, que llega a desdoblarse en algún momento de su diario en dos voces antagónicas ante las posibles consecuencias que tendrá el plan que ha trazado y que cambiará su vida.

Doctor Glas es una novela breve de una gran intensidad y una enorme calidad literaria, como corresponde a uno de los mejores escritores de la historia de la literatura sueca, cuyas principales obras están siendo por fin editadas en nuestro país.


Carlos Bravo Suárez

viernes, 14 de junio de 2013

domingo, 9 de junio de 2013

HACERSE PAISAJE


Las solidaridades misteriosas. Pascal Quignard. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. 2012. 208 páginas.

Pascal Quignard (Verneuil-sur-Avre, 1948) es un escritor francés con una sólida formación artística y filosófica. Organista virtuoso y especialista en música barroca, abandonó sus cargos de editor de Gallimard y director del Festival de Ópera Barroca de Versalles para buscar el silencio y dedicarse en exclusiva a la escritura que ya cultivaba desde los veinte años. Es autor de más de cincuenta novelas entre las que destacan Carus, Todas las mañanas del mundo  ─llevada al cine con música de Jordi Savall─  o Las sombras errantes, con la que ganó el premio Goncourt del año 2002.

Las solidaridades misteriosas es una novela intimista en la que las descripciones del paisaje tienen un papel preponderante. Claire es una mujer de 47 años que abandona París para instalarse en el lugar en que se crió y creció, una pequeña población costera de la Bretaña francesa. Allí se reencuentra con su antigua profesora de música, una anciana que se empeña en adoptarla como hija, y con Simón, su primer novio al que nunca ha dejado de querer. Simon, que es ahora el farmacéutico y el alcalde del lugar, está casado y es padre de un niño. Aunque el amor entre ambos vuelve a surgir de inmediato, no parece fácil que pueda prosperar. Claire, que es traductora y políglota, se convierte paradójicamente en una mujer cada vez más silenciosa que acaba penetrando en el paisaje bretón y fundiéndose, y casi confundiéndose, con él.

Además de Claire y Simon, hay otros personajes con cierto protagonismo en la novela. Son Paul y, en menor medida, Juliette, hermano e hija de Claire respectivamente. Paul es un homosexual que mantendrá un romance con un sacerdote de la zona y que tiene una extraña y misteriosa complicidad con su hermana.

La novela se convierte en buena medida en la historia de los dos amores absorbentes de Claire, el que siente por Simon y el que le une, de una manera finalmente casi panteísta, con la naturaleza y el paisaje del lugar donde nació y al que ha vuelto para quedarse y formar parte.

Pascal Quignard utiliza, en una estructura polífónica a varias voces, un estilo sobrio y directo, de frases cortas y abundantes descripciones de las costas, las landas y los paisajes marinos de la Bretaña. En muchos aspectos, su narrativa se aleja de la de escritores tal vez más abstractos como Modiano y Echenoiz para acercarse a otros como Michon o Duras. En cualquier caso, Quignard es hoy uno de los mejores novelistas franceses, dotado de una voz singular y de una exquisita sensibilidad.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 2 de junio de 2013

EL PASO DEL TIEMPO


Las lágrimas de San Lorenzo. Julio Llamazares. Alfaguara. 2013. 200 páginas.

En este año en que se cumplen veinticinco de la primera edición de La lluvia amarilla, posiblemente su libro más conocido, Julio Llamazares (Vegamián, León, 1955) ha publicado Las lágrimas de San Lorenzo, su quinta novela, una narración cuyo tema principal es el paso del tiempo y la fugacidad de la vida. Si en aquella novela elegíaca publicada en 1988, el autor leonés contaba el efecto devastador de la emigración y la soledad sobre el último habitante del pueblo pirenaico de Ainielle, símbolo del hundimiento de un mundo rural que la modernidad se estaba llevando por delante, en Las lágrimas de San Lorenzo el paso ineludible del tiempo no afecta a un pueblo o a una persona en un momento determinado de la historia de un país, sino al género humano en general, a la propia existencia del hombre, siempre efímera y caduca, y condenada a un final inevitable del que apenas quedará después recuerdo. Así lo resume Homero en La Ilíada en una cita que Llamazares repite varias veces en su libro: “Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. / Esparce el viento las hojas por el suelo…”

El protagonista y narrador del libro es un profesor de 52 años, nacido en Bilbao e hijo de emigrantes leoneses, que pasó los que en el recuerdo cree los mejores años de su juventud en Ibiza y que luego ha trabajado en universidades de media Europa enseñando literatura. Ahora, tras ese periplo incesante, lleva durante unas vacaciones estivales a su hijo Pedro, de 12 años y de cuya madre está separado, a aquella idealizada Ibiza para contemplar juntos la lluvia de estrellas fugaces de la noche San Lorenzo, de la misma manera que él hizo con su padre en una era de un remoto pueblo de León cuando también era un niño. Durante esa noche especial, el narrador rememora su viajera vida para concluir por encima de todo en la trayectoria cíclica de la vida con el hijo convertido en padre y en la fugacidad del tiempo que todo lo destruye y renueva. Y así, de la experiencia personal del narrador y de su hijo, el relato deviene existencial para entroncar a su manera con la visión de muchos de nuestros mejores clásicos como Séneca, Jorge Manrique o Quevedo. Algo que tan bien resumen estos hermosos versos de Catulo varias veces citados en el libro: “Los soles pueden ponerse y salir de nuevo. / Pero para nosotros, cuando esa breve luz se ponga / no habrá más que una noche eterna / que debe ser dormida”.

Las lágrimas de San Lorenzo es una novela que combina, con maestría y equilibrio, reflexión con relato, narración con pensamiento, geografía con historia, deseo con resignación. Todo ello en una envoltura de solo doscientas páginas, con una estructura ágil que reparte el contenido en breves capítulos encabezados, como si fueran estrellas fugaces de esa mágica noche de agosto, con el epígrafe “otra”. Una novela repleta de madurez y de esencial sabiduría.


Carlos Bravo Suárez