martes, 30 de julio de 2013

ADIÓS A J.J. CALE


Siempre alejado de los focos y de la popularidad, J. J. Cale es el compositor de temas como Cocaine o After midnight, que hizo famosos Eric Clapton, y de unas cuantas canciones interpretadas por Lynyrd Skynyrd y otros artistas conocidos.
Personaje introspectivo y solitario, todos sus discos son verdaderas joyas de la música popular americana contemporánea. Siento mucho su muerte porque su música me ha acompañado durante muchos años y espero que lo siga haciendo durante unos cuantos más.
Descanse en paz J.J. Cale, un músico “auténtico”, preocupado exclusivamente por la calidad de su arte y no por los banales afanes de protagonismo tan frecuentes en el mundillo artístico de nuestro tiempo.
Carlos Bravo Suárez.
Carta publicada hoy, 30 de junio, en el diario El País.

domingo, 28 de julio de 2013

MISTERIO Y HUMOR EN LA TOSCANA

                                         
El caso del mayordomo asesinado. Marco Malvaldi. Destino. 2013. 207 páginas.

 Marco Malvaldi (Pisa, 1974) es uno de los nuevos valores de la literatura italiana. Se dio a conocer con la trilogía del BarLume, cuyo primer título, La brisca de cinco, reseñamos aquí hace unos meses. Ahora Destino, en su colección Áncora y Delfín, ha publicado en nuestro país su última novela, El caso del mayordomo asesinado, traducción más que libre del título original italiano Odore di chiusco, que creo viene a equivaler a nuestro “olor a cerrado”, usado aquí con su frecuente sentido metafórico.

El caso del mayordomo asesinado mezcla de manera equilibrada y eficaz la intriga y el humor. Se trata de una novela breve y ligera que hace pasar un rato agradable al lector manteniendo en él el suspense con una permanente sonrisa en los labios. Abusando del uso actual del género, podríamos decir que se trata de una novela negra ambientada a finales del siglo XIX, concretamente en unos días del año 1895, en el castillo de una familia noble de la Toscana, que con mucha ironía se acerca a la línea clásica de las narraciones que tienen como protagonista al detective Sherlock Holmes, coetáneo ficticio del comisario Artistico y de los demás personajes del relato de Malvaldi.

Si habitualmente en las novelas de asesinatos en mansiones el primer sospechoso es siempre el mayordomo, en ésta este personaje es la víctima cuyo extraño asesinato hay que resolver. A la intriga de la investigación, se añade aquí una aguda e irónica descripción, a veces rozando lo caricaturesco, de la nobleza finisecular, en un momento en que la unificación italiana hace tambalear sus privilegios seculares de clase. Ese momento histórico, que tan bien recoge  Tomasso di Lampedusa en El Gatopardo, está tratado con un hilarante sentido del humor que no hace menos ácida la crítica al estamento aristocrático, necesitado en aquel tiempo de airear sus mansiones y castillos para sacar de sus estancias el olor a cerrado y entrar así en la nueva y galopante modernidad. Probablemente porque al menos “es necesario que todo cambie para que todo siga igual”.

En la narración en tercera persona se van intercalando algunos pasajes del diario personal de Pellegrino Artusi, un personaje que, según se indica en las páginas finales de la novela, existió en la realidad y que acude al castillo en calidad de invitado por haber escrito ya en aquel tiempo un libro pionero de recetas de cocina. El comisario, el gastrónomo y un fotógrafo retratista acompañan a los diversos personajes de la decadente familia del barón de Roccapendente y su servidumbre en esta intriga de regusto clásico que se resuelve, por tanto, de manera lógica, racional y deductiva.

Una novela corta, que puede parecer un divertimento del autor, pero que se inscribe dentro de su estilo breve, entretenido e irónico, destinado a hacer pasar un buen rato al lector con una historia que conjuga el misterio con buenas dosis de humor inteligente.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 21 de julio de 2013

TRES NOCHES

         
                   Tres noches. Austin Wright. Salamandra. 2012. 380 páginas.

Austin Wright (1922 – 2003) escribió siete novelas y cuatro libros de crítica literaria que no tuvieron demasiada repercusión en su momento. Sin embargo, con el paso del tiempo su novela Tony and Susan, publicada en Estados Unidos en 1993, ha ido ganando en prestigio y revalorización. El pasado año fue editada en España por Salamandra con el título de Tres noches.

Tres noches contiene en cierto modo dos novelas en una. Susan, una mujer casada y madre de dos hijos, recibe un manuscrito de su exmarido Edward, del que se separó cuando los intentos de él por ser escritor no acabaron de fructificar. El texto recibido contiene una novela titulada Criaturas nocturnas que cuenta la historia de Tony Hastings, un reputado profesor de matemáticas que es asaltado una noche en la autopista cuando con su mujer y su hija se dirigía a Maine procedente de California para iniciar sus vacaciones estivales. Con cierto temor y muchas suspicacias, buscando posibles alusiones subliminales o indirectas a su pasada relación, Susan lee, a lo largo de tres intensas noches y aprovechando la ausencia de su marido por un viaje de trabajo, el manuscrito enviado por Edward.

De este modo, en Tres noches se van intercalando dos historias paralelas: la de Tony, que vive una aterradora pesadilla en la que se va a ver atrapado durante un largo tiempo; y la de Susan, que además de leer la historia de Tony, reflexiona sobre su matrimonio actual con Arnold y recuerda el tiempo pasado junto a su anterior marido.

El relato Animales nocturnos, que ocupa buena parte del libro, se puede inscribir en lo que ha venido en denominarse como thriller psicológico. Una historia de suspense que arranca con buen ritmo y atrapa al lector con su ambiente turbador, inquietante y angustioso. Tal vez en el último tercio la novela pierde algo de fuerza y cae en alguna exageración, pero las dos historias paralelas se cierran acertadamente con finales bien resueltos.

Además de la intriga, Tres noches aborda temas como la violencia gratuita, la pena de muerte, la venganza, la dificultad de hacer justicia, el ajuste de cuentas al margen de la ley o la rutina del matrimonio. Y, de una manera destacada, los problemas de una persona pacífica e intelectual como Tony Hastings para hacer frente a los hombres de acción y a la maldad y la violencia que le desarman y le dejan sin capacidad de respuesta inmediata.

En su conjunto estamos ante una narración metaliteraria que, de una manera original y bien ensamblada, trata de la propia literatura y reflexiona en algunos momentos sobre el oficio de escribir. Con todo, el lector puede terminar tal vez con la sensación de que al relato le falta algo para ser completamente redondo.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 14 de julio de 2013

LA INVENCIÓN DEL AMOR


La invención del amor. José Ovejero. Alfaguara. 2013. 256 páginas.

Con La invención del amor, José Ovejero (Madrid, 1958) ha obtenido el último Premio Alfaguara de novela. Otros libros de poesía, de viajes o de ensayo del prolífico escritor madrileño habían recibido ya antes destacados galardones literarios. Con el Premio Alfaguara, además de una importante dotación económica, Ovejero se asegura una amplia difusión de su novela en el mercado editorial hispanoamericano.

La invención del amor es una novela original y diferente que, aunque pueda parecer al principio algo inverosímil y extraña, logra muy pronto seducir y atrapar al lector en sus bien construidas redes narrativas. Se trata principalmente de la historia de un autoengaño y una impostura. Samuel, soltero de más de cuarenta años que tiene con un socio una empresa de materiales de construcción, es confundido con alguien de su mismo nombre que ha mantenido relaciones extraconyugales con Clara, una mujer que acaba de morir en un accidente de coche y que, recordada o inventada por los demás personajes, acaba por convertirse en la verdadera protagonista de la novela. En vez de aclarar la confusión suscitada, Samuel decide persistir en ella e inventarse una historia de amor con la fallecida. De esa invención, va haciendo partícipe a Carina, la hermana mayor de Clara, también soltera y con dificultades para comprometerse sentimentalmente.

La novela, que se desarrolla íntegramente en Madrid, es un relato urbano de solteros inadaptados que viven en el escepticismo y la falta de ilusión, en una permanente inestabilidad emocional, dentro de la crisis social y económica general que azota a nuestro país y que en una gran urbe, donde no se conoce ni siquiera al vecino de escalera, se convierte todavía en más deshumanizada y anónima. El jurado que le otorgó el Premio Alfaguara define acertadamente el libro como “una historia de amor nada convencional, sorprendente, que surge a partir de una impostura y del poder y las posibilidades del azar, y revela la fuerza transformadora de la imaginación y su capacidad para construir nuevas existencias”.

Pero que nadie espere un relato romántico o sentimental más o menos al uso, porque, como ha dicho su autor en alguna entrevista, en La invención del amor hay más bien “humor negro y una cierta dureza” y, podría añadirse, mucha soledad e inadaptación urbanas en estos tiempos difíciles y precarios en todos los ámbitos de la vida. Además, enamorarse no deja de ser siempre, al menos en sus inicios, una cierta invención del otro.


Carlos Bravo Suárez

domingo, 7 de julio de 2013

GUATEMALA



Los sordos. Rodrigo Rey Rosa. Alfaguara. Madrid. 2012. 240 páginas. 

Rodrigo Rey Rosa (Ciudad de Guatemala, 1958) es hoy probablemente el más importante y conocido de los escritores guatemaltecos. Perteneciente a una familia de la rica burguesía de su país, viajó por Europa y Estados Unidos y tuvo una provechosa estancia en Tánger, donde hizo amistad con Paul Bowles, que tradujo al inglés algunos de sus libros. Comenzó escribiendo cuentos para seguir con la publicación de varias novelas, nunca demasiado largas, que va alternando con su trabajo de traductor. En lo que parece un cierto proceso hacía un mayor realismo y precisión en su narrativa, su última novela, Los sordos, está ambientada en Guatemala y ofrece una amplia y profunda visión de la compleja realidad de aquel país centroamericano en la actualidad.

El protagonista principal de Los sordos es Cayetano, un joven procedente del mundo rural que encuentra trabajo como guardaespaldas de Clara, la hija de un adinerado banquero de Ciudad de Guatemala que recibe continuas amenazas. Cuando la joven desaparece misteriosamente y todo parece indicar que ha sido secuestrada, Cayetano intentará por todos los medios localizarla, aunque para ello deba trasladarse al complicado occidente guatemalteco, poblado por numerosas etnias indígenas de la antigua cultura maya. La novela ─además de un thriller lleno de misterio, intriga y suspense─, se convierte también en un relato de amplio recorrido geográfico por la difícil y multiétnica nación centroamericana. De esta manera, Rodrigo Rey Rosa realiza un excepcional y completo retrato de su país, presentando diversos aspectos políticos, sociales, étnicos y culturales del mismo. Un país con grandes diferencias sociales y azotado por una enorme violencia cotidiana, cuya manifestación más terrible son los frecuentes linchamientos populares a manos de turbas incontroladas.

Observamos cómo la minoría rica de la capital se atrinchera en lujosas casas dotadas de grandes medidas de seguridad y contrata para protegerse a numerosos guardaespaldas, hasta el punto de convertir esta actividad en uno de los principales empleos para muchos jóvenes del país. Aunque en cierta medida la novela parece seguir la clásica dicotomía campo/ciudad o civilización/barbarie, tan presente en la narrativa latinoamericana desde prácticamente sus orígenes, en muchos momentos trasciende claramente esa oposición y muestra un país lleno de contrastes, en el que todo está revuelto y conviven tradiciones y supersticiones ancestrales con los últimos avances tecnológicos y médicos, estos últimos destinados a sospechosas prácticas con la población campesina. Resulta curioso y llamativo que en algunas zonas rurales se mantengan dos justicias paralelas: la oficial en manos del Estado y la popular ─de origen milenario─ en manos de los consejos indígenas.

Rodrigo Rey Rosa y otros escritores de su generación ─como el hondureño, aunque criado en El Salvador, Horacio Castellanos Moya─ nos presentan con una prosa directa, original y descarnada, que huye de florituras estilísticas y recoge el habla coloquial de la calle, la complicada y convulsa realidad de las actuales sociedades centroamericanas.

Carlos Bravo Suárez