domingo, 30 de noviembre de 2014

LOS SIETE AÑOS DE ABUNDANCIA



“Los siete años de abundancia”. Etgar Keret. Siruela. 2014. 160 páginas.

Etgar Keret (Ramat Gan, Israel, 1967) es uno de los escritores israelíes actuales más conocidos internacionalmente. Autor de una novela y cuatro libros de relatos, Keret es también guionista, director de cine y profesor en la Universidad de Tel Aviv, ciudad en la que actualmente reside. Enormemente popular en Israel y traducido a numerosos idiomas, hasta hace poco apenas era conocido en nuestro país. Aunque las editoriales Siruela y Sexto Piso ya habían publicado aquí algunas de sus obras anteriores, son sus dos últimos libros de relatos, “De repente llaman a la puerta” (Siruela, 2013) y “Los siete años de abundancia” (Sexto Piso, 2013 y Siruela 2014), los que están propiciando que Etgar Keret sea también cada vez más conocido entre los lectores españoles.

“Los siete años de abundancia” es un libro que contiene treinta y cinco historias muy cortas que habían sido publicadas previamente en diversos medios de comunicación israelíes. Se trata de breves crónicas de tipo personal y familiar que abarcan los siete primeros años de paternidad del escritor. El primer relato coincide exactamente con el nacimiento de su hijo Lev en un hospital de Tel Aviv, justamente en un día en que se ha producido un atentado terrorista suicida en la ciudad. Al ver al conocido escritor en el hospital, los periodistas creen que figura entre los heridos en el atentado, pero sufren una decepción y pierden todo interés por él cuando conocen el verdadero motivo de su presencia en el lugar. Esta primera crónica ya da una idea de las características de la literatura de Keret, en la que convergen, en tono tragicómico, sus vivencias personales cotidianas y la realidad política y social de su país.

Con un estilo fresco y directo, de frases cortas y sintaxis fluida, se suceden los episodios de raíz autobiográfica en los que predominan la ironía y el sentido del humor, principales señas de identidad del escritor judío. El crecimiento del pequeño Lev es uno de los ejes de la narración, aunque también el padre moribundo y la enérgica esposa tienen un papel protagonista en muchos relatos del libro. En algunos de ellos encontramos a otros miembros de la familia del escritor: una hermana ultraortodoxa judía que tiene once hijos, o un hermano mayor intelectualmente brillante, pacifista y defensor de la legalización de la marihuana al que Keret admira desde niño. Ambos hermanos, situados vitalmente en polos opuestos, son una muestra de la pluralidad variopinta y compleja de la actual sociedad israelí.

También la condición de judío y su particular idiosincrasia, sus miedos y obsesiones, la convivencia cotidiana con el terrorismo, la violencia y la guerra o el peso de la historia reciente tienen una importante presencia en el libro. Particularmente emotiva es la relación del escritor con Polonia ─donde es una figura muy conocida─ y su visita al antiguo gueto de Varsovia, al que su madre logró sobrevivir de niña durante la Segunda Guerra Mundial. La vida viajera del autor, que asiste a numerosos encuentros de escritores y lecturas de sus libros en diferentes países del mundo, es otro de los temas recurrentes en sus relatos. Algunos de los momentos más divertidos de los mismos suceden en los aviones y los taxis, tan frecuentados por el autor para desplazarse por la ciudad.

Leyendo “Los siete años de abundancia”, se pasa un rato verdaderamente agradable y se descubre a un escritor diferente, ameno y muy entretenido, que a partir de sus experiencias cotidianas construye sugerentes historias breves que se ingieren como suaves y deliciosas píldoras. Bien elaboradas por un autor de quien su mujer dice, en uno de los relatos del libro, que “nuestra vida es una cosa, y tú siempre la reinventas para que sea otra cosa más interesante”. Hacer literatura de su propia vida es lo que logra con maestría y deleite su marido.

Carlos Bravo Suárez


domingo, 23 de noviembre de 2014

EL LEOPARDO

  

 “El leopardo”. Jo Nesbo. Literatura Random House. 2014. 696 páginas.

           Jo Nesbo (Oslo, 1960) es en la actualidad uno de los autores de novela negra con más éxito en todo el mundo. Perteneciente al nutrido grupo de novelistas escandinavos dedicados a este género, Nesbo –graduado en Economía y cantante de un grupo de rock y agente de bolsa antes de dar el salto a la literatura– es autor de una aclamada serie policiaca cuyo protagonista es el comisario Harry Hole. En Noruega, se han publicado ya diez títulos de la saga, de los que solo seis han sido editados en nuestro país. “El leopardo”, que acaba de aparecer en España, se editó en 2009 en el país escandinavo, donde ya le han sucedido dos nuevos títulos que esperemos lleguen pronto a nuestras librerías.

En la serie protagonizada por Harry Hole, “El leopardo” sucede a “Muñeco de nieve”, novela a la que se hacen numerosas referencias en esta nueva entrega. Tras la resolución de aquel caso, Hole ha decidido desvincularse de la policía y de su país natal marchándose a Hong Kong, donde malvive enganchado al alcohol y a las drogas y acuciado por las mafias locales y las deudas del juego. Hasta allí va a buscarlo la inteligente y guapa policía Kaja Solness, para que vuelva a Oslo y colabore en el esclarecimiento de dos extraños asesinatos de mujeres que hacen pensar en la aparición de un nuevo asesino en serie. Junto a Kaja y otros policías, Hole inicia unas investigaciones largas y laboriosas que crean una trama enrevesada y densa, con numerosos personajes implicados y una intriga permanente que se mantiene hasta el final. Cada vez que los investigadores parecen estar a punto de cerrar definitivamente el caso, surgen nuevos e inesperados elementos que alargan y renuevan la tensión del relato y mantienen vivo el interés del lector.

“El leopardo” es una extensa novela de casi setecientas páginas enormemente elaborada. Aunque transcurre principalmente en Noruega, su geografía, en una estructura narrativa circular, se desplaza a Honk Kong en dos ocasiones y también al Congo, país africano convulsionado por el caos social y la violencia política, en el que tienen lugar algunos de los momentos más decisivos de la investigación policial. El libro contiene también varios escalofriantes episodios de gran brutalidad, como cuando se describen el funcionamiento y los efectos de un diabólico artilugio de tortura conocido como “la manzana de Leopoldo”. Pero esos momentos, tal vez con exceso de sadismo y crueldad, encajan perfectamente en una trama compleja que incluye varias líneas narrativas y que, además de describir con detalle las indagaciones de la policía y las rivalidades y disputas que se producen en su seno, permite profundizar en la psicología y los sentimientos de algunos de los personajes. Principalmente de Harry Hole, un policía atípico y solitario, de personalidad compleja y atormentada, que en esta obra alcanza una dimensión humana y psicológica mucho mayor que en las novelas anteriores de la serie. También el mal, otra vez en forma de asesinatos en serie y como consecuencia del odio originado por episodios de infancia o adolescencia, es abordado en la novela con cierta profundidad y hondura. El crimen no deja de ser en el fondo una inquietante metáfora y un resorte movido por extraños mecanismos desde las enigmáticas entrañas de la psique humana, que puede convertir en un monstruo al individuo más insospechado.

Sin duda, “El leopardo” es una excepcional novela negra que figurará posiblemente como una de la mejores de las muchas que han sido publicadas últimamente. A mí, sin embargo, aun sin ser un gran conocedor de este género hoy tan prolífico y de moda, y con todo mi respeto y admiración por algunos autores escandinavos contemporáneos, me siguen pareciendo inigualables en estilo y contenidos algunas obras maestras de aquellos clásicos policiacos del otro lado del charco. Dashiell Hammett  o Raymond Chandler entre otros, y por citar solo a los mejores.

Carlos Bravo Suárez



domingo, 16 de noviembre de 2014

UNA MUJER PIONERA



“Mi Ántonia”. Willa Cather. Alba Editorial. 2012. 384 páginas.
           
Hace unos meses reseñé en esta misma sección “Una dama extraviada”, una de las novelas más conocidas de Willa Cather (Virginia, 1873 – Nueva York, 1947), que Alba Editorial publicó hace un par de años en nuestro país. La misma editorial ha traducido recientemente al español varias obras más de la espléndida escritora norteamericana. Una de ellas es “Mi Ántonia”, una novela de 1918 que dio a conocer a su autora en su país –donde se considera todo un clásico que se lee en las escuelas– y que en el nuestro se encontraba descatalogada desde hacía tiempo.

“Mi Ántonia” es un relato ambientado en Nebraska a finales del siglo XIX, cuando oleadas de colonos llegados desde el este de Estados Unidos y desde diversos países europeos se instalaron en las extensas praderas del oeste para construir sus granjas y cultivar maíz. Entre los llegados a los campos próximos a la entonces incipiente ciudad de Lincoln, figuraban numerosos emigrantes escandinavos y muchos checos de la región de Bohemia. De esta región centroeuropea procede la familia Shimerda, uno de cuyos miembros es Ántonia –con la pronunciación esdrújula del checo–, una niña que veremos convertirse en mujer y madre a lo largo de las páginas de la novela a la que da título.

Aunque “Mi Ántonia” es una narración cuyos principales personajes son mujeres, está contada en primera persona por Jim Burden, que también siendo un niño se traslada a Nebraska procedente de Virginia para vivir con sus abuelos. Jim es cuatro años más joven que Ántonia y ambos llegan el mismo día a la región para instalarse en dos granjas vecinas, si bien en el caso de la familia Shimerda teniendo que empezar desde cero. Desde entonces, los dos jóvenes establecen una inquebrantable amistad que se prolongará el resto de sus vidas. La fascinación que Jim siente por Ántonia hace que mucho tiempo después decida poner por escrito la historia de aquellos años de infancia y juventud.

Narrada en un tono sencillo y amable, la novela cuenta la dura vida de aquellos sufridos colonos pioneros que tuvieron que superar numerosas dificultades para salir adelante. A los inicios en granjas aisladas en la pradera, sigue un mundo en rápida transformación que hará que muchos –sobre todo las mujeres– abandonen la dureza de la vida rural para buscar en las ciudades nuevas oportunidades de prosperar. No es el caso de Ántonia, cuyo devenir vital seguirá un rumbo diferente al de sus compañeras del campo.

Wila Cather conoció de primera mano ese mundo de los pioneros norteamericanos por los que siempre sintió gran admiración y respeto, y a quienes convirtió en protagonistas de sus primeras novelas. El propio Jim Burden es un claro trasunto de la autora, que en alguna entrevista recordaba que “me interesaban los inmigrantes europeos de Nebraska porque me crié entre ellos; cuando tenía ocho años, nuestra familia se mudó desde Virginia hasta este estado del oeste”.

“Mi Ántonia” es una novela entrañable, con algunos espléndidos retratos femeninos, que compone un cuadro bastante completo de una época fundamental de la historia estadounidense. Con amabilidad y sencillez, pero no por ello exenta de profundidad y crítica.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 9 de noviembre de 2014

GALVESTON


        
“Galveston”. Nic Pizzolato. Salamandra Black. 2014. 288 páginas.
                        
Nic Pizzolato (Nueva Orleans) es conocido sobre todo por ser el creador de la exitosa serie de televisión “True detective”. En su faceta literaria, Pizzolato es autor de algunos relatos y de la novela “Galveston”, publicada en Estados Unidos en 2010 y editada recientemente en nuestro país como título de lanzamiento del nuevo sello Black de la editorial Salamandra. En esta novela se hallan ya muchos de los recursos, paisajes y ambientes desarrollados luego por el escritor y guionista en la famosa serie televisiva.
                        
“Galveston” –cuyo título se refiere a la ciudad tejana de ese nombre– es en buena medida una novela negra, pero también presenta elementos de otros géneros literarios. El relato está narrado en primera persona por Roy Cady, un matón al que acaban de diagnosticar un cáncer terminal que actúa para un grupo mafioso de Nueva Orleans. Cady consigue escapar in extremis de una encerrona para eliminarlo preparada por su propio jefe. En la huida arrastra consigo a una joven prostituta que se encontraba por azar en el lugar del tiroteo. En esa desesperada huida –con aires de “road movie”–, por el sur de Estados Unidos, a Roy y Rocky –como llaman a la chica– se les une una niña de corta edad que cambia sustancialmente la situación de los fugitivos, cuyos líos y dificultades van a ir en aumento. Al retrato de los dos protagonistas, se añaden sucesivamente los de interesantes personajes secundarios, como la propia niña Tiff, o Nancy, Dehra, Nonie, Tray y Lance, todos ellos con su parte de ternura, desamparo, tristeza y soledad. Y un frecuente trasfondo social de pobreza, sordidez, delincuencia de medio pelo y adicciones varias, en un paisaje sureño lleno de tugurios y garitos perdidos, moteles baratos, cabañas inmundas o austeras caravanas que sirven de vivienda a gentes perdedoras y de escasos recursos económicos. La otra carta de Norteamérica.

La novela  transcurre en dos planos temporales, con veinte años de intervalo; en 1987, cuando los protagonistas van en su huida desde Nueva Orleans en Luisiana hasta Galveston en Texas, y 2008, cuando las costas meridionales estadounidenses y los habitantes de Galveston esperan la furiosa embestida del huracán Ike.

Nic Pizzolato ha construido una sugerente y seductora historia que, con sencillez, realismo y suficientes dosis de intriga y drama, logra atrapar al lector hasta un final redondo y emotivo. Un relato pesimista, con un protagonista sorprendentemente lector y algunas explícitas referencias literarias y filosóficas, que dibuja instantes de fuerte tensión sexual y de violencia extrema, que por momentos roza el nihilismo fatalista, pero que otorga a los personajes la posibilidad y, en algún caso hasta la suerte inesperada, de redimirse en parte de su pasado.

“Galveston” es una narración muy cinematográfica, y no es de extrañar, y menos aún tras el éxito televisivo de la serie creada por su autor, que se anuncie un próximo largometraje basado en la novela. Esperemos que la película responda a las expectativas y esté a la altura del libro.

Carlos Bravo Suárez

domingo, 2 de noviembre de 2014

MODIANO

    

 “La hierba de las noches”. Patrick Modiano. 2014. 168 páginas.

Patrick Modiano es escritor de mi devoción. En los últimos años he reseñado en estas páginas un buen número de obras del flamante Premio Nobel de Literatura. Su última novela publicada en España es “La hierba de las noches”, editada como casi todas por Anagrama. Una narración breve que responde a las constantes que conforman el universo literario del gran escritor francés.

“La hierba de las noches” está narrada, como es frecuente en Modiano, en dos planos temporales. Una vez más, el escenario de la novela es París. Aquí, una ciudad casi espectral, algunas de cuyas plazas, calles, hoteles y bares adquieren de nuevo un especial protagonismo. Muchos años después, en la era de los móviles, Jean recuerda un lejano episodio de juventud, vivido en la década de los sesenta, cuando se enamoró de una misteriosa joven que tenía conexiones con un grupo de enigmáticos “golfantes”, al parecer vinculados a los servicios secretos marroquíes.

Como tantos otros personajes de Modiano, en este caso el narrador Jean, guiado por sus imprecisos recuerdos y un cuaderno de tapas negras –donde junto a referencias a personajes malditos de la literatura francesa anotó algunos hechos o lugares de aquel episodio juvenil–, intenta reconstruir un pasado evanescente del que solo consigue reunir algunos difusos retazos. Es un viejo policía quien finalmente le proporciona algunas pistas que le permitan conocer mejor a aquella muchacha, de varios nombres y extraña conducta, a la que acompañó durante un tiempo sin otro objetivo que el de disfrutar de su seductora presencia.

Jean recorre nuevamente los escenarios del ayer y comprueba las mutaciones que hacen imposible el recuerdo completo en una ciudad en constante cambio y transformación. Solo se pueden recuperar algunas piezas de aquel puzzle, que ya no es posible recomponer en su integridad. Mirar atrás es como caminar entre brumas y nostalgias, con unas pocas balizas que guían un camino plagado de elipsis y de sombras. Jean intenta inmovilizar y atrapar los momentos vividos en sus notas porque “por entonces era ya igual de sensible que ahora en lo tocante a las personas y las cosas a punto de desparecer”. “Necesitaba puntos de referencia, nombres de estaciones de metro, números de edificios, pedigrís de perros, como si temiese que, de un momento a otro, las personas y las cosas nos esquivasen o desapareciesen y fuera necesario conservar al menos una prueba de su existencia”.

“La hierba de las noches” es otra hermosa novela del prolífico escritor francés, incluso más si cabe que otras obras suyas editadas últimamente en nuestro país. Un relato lleno de poesía y belleza, escrito con la elegancia y la melancolía que lo caracterizan.

Siempre decimos –hasta él mismo lo hace- que probablemente Modiano lleva años escribiendo la misma novela. Y tal vez sea cierto, pero algunos nunca nos cansamos de las pequeñas joyas literarias con las que desde hace tiempo nos viene obsequiando con asiduidad. Tras esta magnífica “La hierba de las noches”, sus lectores ya estamos esperando que llegue cuanto antes a nuestro país la traducción de “Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier”, la última novela publicada en Francia por el reciente Premio Nobel de Literatura.

Carlos Bravo Suárez.